En contra de una opinión generalizada, una menor regulación no es necesariamente el mejor paraguas para la corrupción; frecuentemente ocurre lo contrario. Victor Lapuente, PhD. por Oxford e investigador del Instituto de Calidad del Gobierno de la Universidad de Gotemburgo, nos advierte al respecto.
En un clarificador artículo «Círculo vicioso, círculo virtuoso» publicado en octubre en el diario El País, demuestra como una regulación sobredimensionada y compleja sólo ampara a quien es capaz de conocerla e interpretarla; es decir, los más poderosos porque los débiles carecen de medios y conocimientos para hacerlo.
Menciona cómo en los países latinos se promueve popularmente la idea de más regulación para atajar la corrupción. Esto es sencillamente falso. ¿Alguien puede creer que el caso Bárcenas o el de los EREs y los cursos de formación han sucedido por falta de regulación?
Nos interesa este artículo por dos cuestiones:
- La primera es la enormidad y falta deliberada de claridad de la regulación del sector eléctrico, sólo hay que ir a la página web de UNESA para verificarlo; además, y sin embargo, no hay ninguna medida que impida realmente la “puerta giratoria” que es la madre de actitudes inexplicables públicamente por parte de los partidos de gobierno.
- La segunda cuestión que nos interesa del artículo es el perfil “socialdemócrata” de Victor Lapuente. Socialdemócrata escandinavo, claro está; nada que ver con el neoperonismo a la europea de sus correspondientes latinos.
Pues eso, lo que dice Lapuente, menos normas, más claras y que se apliquen de verdad.