Energía. Programas electorales 2016 (II)

El statu quo energético ha sido tejido mano a mano por PSOE y PP; la aparente hostilidad entre ambos partidos no enmascara suficientemente su silencio compartido sobre el fondo del sistema. Y, como suele suceder, son más interesantes los silencios que los eslóganes.

¿Cómo afrontan este statu quo los nuevos partidos? Veamos.

Unidos Podemos

Con el modelo IKEA nos están ofreciendo un mobiliario moderno, sencillo y a buen precio. Pero fíjense en la primera foto, la de la chimenea con unas entrañables sillas como las de nuestros abuelos. Curioso.

Partiendo del eslogan “Hacia la transición energética” son contundentes con el autoconsumo y apuntan en la buena dirección. Pero no es tan sencillo como lo plantean, no han escuchado a los expertos próximos al gobierno para identificar los escollos reales del autoconsumo. En concreto este programa propone:

  • “Derogaremos el Real Decreto 900/2015, de 9 de octubre, sobre autoconsumo eléctrico y aprobaremos una normativa que permita su desarrollo, con las siguientes características básicas:


     

  • La energía autoconsumida instantáneamente queda libre de cualquier tipo de imposición.

  • La energía vertida al sistema eléctrico será justamente retribuida por parte de
la empresa comercializadora.
  • Establecimiento de unos trámites administrativos ágiles”.

Hablando de la pobreza energética, no se diferencian mucho de lo que proponen los demás, lo único que les añade este programa es que pone su solución en manos de los servicios sociales. Caridad. ¿Alguien se imagina que el acceso a una educación básica dependiera de los servicios sociales?

  • “Se establecerá un mínimo vital de electricidad y gas mensual por hogar. Una vez constatada una situación de pobreza… Los servicios sociales determinarán la cantidad exacta que cada hogar en situación de pobreza ha de pagar por el suministro mínimo”.

En conjunto, se nota que carecen de una visión global y propia del sistema energético. Adoptan fuentes, antaño próximas al accionariado socialista del statu quo energético, que les introducen en la trampa de una percepción parcial de la realidad (ver “Un debate autista” en “El bluf de la eficiencia energética en España”).

Esta “adopción” consta de una parte positiva y otra negativa.

Respecto lo positivo:

  • Se pronuncian decididamente contra un mercado intervenido a favor de un oligopolio.
  • Encaran la cuestión de las grandes infraestructuras ajenas a una competencia real y otros privilegios como los ctc´s.
  • Propugnan unos costes de mercado vinculados a los costes reales de producción. En un mercado idealmente liberalizado es coherente, aunque, una vez analizada la factura eléctrica, este sobrecoste tiene mucho menos peso que otros defectos del sistema.
  • Introducen al debate las infraestructuras gasísticas europeas. Es interesante. Esta infraestructura tiene sus pros a corto y medio plazo y contras a largo plazo. En cualquier caso conviene debatirlo.

Respecto lo negativo:

  • Excepto en una dictadura, hay que entender las razones e intereses de todos para poder materializar avances sociales. Los planteamientos autistas solo conducen a fracasos. Aclárense, no se puede ser simultáneamente como Venezuela y Dinamarca. Crezcan y elijan.
  • No abordan los problemas de fondo del sistema porque sus fuentes están contaminadas. No afrontan los “silencios” compartidos:
    • Las complicidades del establishment político con el oligopolio energético. No exigen responsabilidades políticas reales por fiascos gestores como la burbuja fotovoltaica o el depósito Castor.
    • No arbitran medidas respecto el déficit de tarifa. Ni que la mala gestión política se enmascare en el recibo de la luz. Tampoco la instrumentación descontrolada de los peajes.
    • No han analizado el sesgo “anti-eficiente” del statu quo energético. En consecuencia, ignoran qué hay en el fondo de este asunto.
    • No proponen ninguna actuación estratégica contra la “complejidad regulatoria”, herramienta clave del tándem establishment-oligopolio.
CIudadanosPOdemos

Ciudadanos

El programa de Ciudadanos es, con diferencia, el más trabajado de todos los analizados. Tanto, que da la impresión de que no está enfocado al electorado común. Van un paso por delante. Es presumible que lo que han hecho es preparar minuciosamente las negociaciones post-electorales.

En materia de energía, de la medida 207 a la 228, es más directo y completo que los del PP y PSOE. Sorprende su proximidad con el programa de Unidos Podemos.

Proponen un “Plan Estratégico de Transición Energética”. Fíjense en lo de “transición”, un término muy apropiado para describir lo que se necesita. También son contundentes con el autoconsumo y abogan por la reforma del RD 900/2015 y la eliminación del impuesto al sol; añaden una interesante simplificación en la tramitación de los proyectos.

Quieren reformar el bono social como medida contra la pobreza energética. A continuación dicen algo interesante: “no creemos que la garantía de un servicio básico de electricidad deba articularse exclusivamente a través de subvenciones”, pero finalmente la lían cuando sugieren que se puede erradicar este problema con inversiones en medidas de eficiencia energética ¿?…No lo explican.

Con un programa mucho más amplio y orientado a la gestión, siguen coincidiendo con los otros “rookies”, los podemitas. Les diferencia unos modos más reformistas que rupturistas:

  • Sin recurrir al término “oligopolio”, intervienen contra su estructura imponiendo la independencia entre empresas de generación, distribución y comercialización para evitar que sigan formando parte de un mismo grupo.
  • Promueven la auditoria y liquidación definitiva de los costes de transición a la competencia.
  • Quieren que los consumidores paguen de acuerdo a los costes reales de producción.
  • Por razones pragmáticas descartan la apuesta por el fracking.

Por motivaciones distintas a Unidos Podemos, coinciden con estos en sus carencias frente a los “silencios” compartidos de populares y socialistas. Mientras que la explicación del talón de Aquiles “podemita” es atribuible a una cierta contaminación y a su inexperiencia, en el caso de los “ciudadanos” seguramente tiene que ver con su estrategia de pactos post-electorales.

En cualquier caso, la crítica es plenamente coincidente con la hecha a Unidos Podemos.

Concluyendo con los PROGRAMAS ELECTORALES 2016:

  • La medida de los viejos partidos está dada por los resultados de su gestión en contraste con lo que han prometido una y otra vez. No hay nada que añadir.
  • Los nuevos partidos proponen una transición. Es una buena intención, pero está por probar su capacidad. Esperanza e incertidumbre. Es lo que hay.

Energía. Programas electorales 2016 (I)

La tradición muestra que no se suelen ganar elecciones diciendo la verdad. Los programas electorales, cuando abordan lo relacionado con la energía, no son una excepción.

Por razones de espacio, nuestro análisis de los principales programas es breve y circunscrito a unos pocos temas: autoconsumo, la pobreza energética, la eficiencia, la simplificación regulatoria y la puerta giratoria. Para un completo detalle de nuestra argumentación ver “El bluf de la eficiencia energética en España”.

PP

“BAJAREMOS AÚN MÁS LOS IMPUESTOS”, “PALABRA DEL PRESIDENTE”. Con este eslogan, en mayúsculas y con alguna negrita, inician su página web. Impresiona que sus autores apelen tan arriesgadamente a la palabra de su líder.

Empiezan reprochando el enorme déficit del sistema eléctrico que heredaron de sus antecesores. Es cierto, y es muy saludable que, vistos los precedentes, se comprometan a no volver a generar déficits en el sistema energético. También a su favor, los datos avalan que como gestores han mejorado el legado recibido. Pero esto no ampara el ataque sistemático a la eficiencia energética durante su mandato.

Los populares redactaron el RD 900/2015 sobre autoconsumo y tienen un problema con ello. En su programa ni lo mencionan. El que sus expertos argumenten que hay que pagar las infraestructuras entre todos y no solo por aquellos consumidores conectados a la red, no justifica la penalización del autoconsumo y su consecuente desincentivación. Hay otras fórmulas. Por razones similares a su estrategia contra la eficiencia, tienen interés en que se consuma de la red.

En relación con la pobreza energética nos proponen una fórmula tan conservadora como la de los socialistas, bonificaciones, subvenciones,…:

  • “Reforzaremos la protección del bono social garantizando que tengan acceso a él todos los consumidores en situación de vulnerabilidad” … “impulsaremos la creación de fondos para la protección de consumidores con riesgo de exclusión”.

Su afirmación de que: “La eficiencia energética será un pilar central de nuestra política” está minada de inicio por su vacuo RD 56/2016, de 12 de febrero, sobre eficiencia energética. Recordemos que este RD es consecuencia de las amenazas de sanción de la UE a España por la no transcripción de la Directiva 2012/27/UE sobre eficiencia. Comparen ambas normas y entenderán lo de la vacuidad.

Todo su mandato ha ido en esa línea, confunden al consumidor haciéndole creer que una menor factura es mayor eficiencia. Esto no es cierto. La trampa radica en que la eficiencia no tiene que ver con el coste de la energía en el mercado, ni con la cantidad absoluta a recaudar fiscalmente. Eficiencia energética es establecer una proporcionalidad directa entre el consumo efectuado y el precio final de la factura: se premia el menor consumo y se castiga el mayor consumo.

La cosa es que el PP es partidario de reducir la factura energética, pero contrario en su práctica a que esto se logre por un menor consumo de energía. Interesante. Piensen sobre ello.

Por lo demás, ni una palabra sobre simplificación regulatoria. En asuntos éticos, lo más próximo a la puerta giratoria que dicen en su programa es:

  • “Exigiremos ejemplaridad de los que han sido o son cargos públicos de nuestro partido”.

    Bueno, esta exigencia nos proporcionará la oportunidad de verificar en los próximos años la palabra del presidente. Veremos qué sucede con la puerta giratoria.

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    PSOE

    En materia de energía y como declaración de intenciones, el programa del PSOE no está mal. Su problema es su tradicional falta de concreción tal que tras unas elecciones un gobierno socialista puede hacer cualquier cosa o nada; carecen de credibilidad. Seguramente por esta razón, siendo, según el CIS, el partido más querido, pierde votos a chorro.

    Por ejemplo, en relación con el autoconsumo le pega con toda razón al RD del PP. Sin embargo, propone lo de siempre sin concretar en “qué medida” y “cómo” va a facilitarlo:

    • “Eliminar las trabas al desarrollo del autoconsumo energético, incluido el denominado “impuesto al sol”, contenidas en el Real Decreto sobre esta cuestión aprobado por el Gobierno del PP para promover así un marco regulatorio estable y propicio a la generación a pequeña escala, que suponga un gran impulso en la descentralización de la generación eléctrica,…”

      La pobreza energética, cuestión fundamental para un partido que se reclama socialdemócrata, no queda mejor parada. La música suena bien, pero la letra no dice nada:

    • “Legislaremos un marco de cobertura social sobre un servicio mínimo de suministro de energía (electricidad y gas), que garantice que ningún hogar pueda ser privado de un mínimo de cobertura de subsistencia entre el 1 de noviembre y el 31 de marzo”.

      ¿Acaso van a repetir lo de Miguel Sebastián con aquella tarifa de último recurso TUR para un servicio eléctrico concebido como servicio universal? Lamentable, ver: “El misterio TUR” en “El bluf de la eficiencia energética en España”.

      En materia de eficiencia energética más de lo mismo. Otra ley más que “contemplará” un marco que asegurará una nueva demanda que a su vez “contemplará”… :

    • “La Ley de Transición Energética contemplará un Marco Director para la Eficiencia Energética que asegure que la nueva demanda de energía contemple el uso de las tecnologías más eficientes”.

      También

  • se comprometen a proporcionar “una solución justa al carbón” manteniendo su consumo. Traducido: van a seguir subvencionando a quienes más contaminan el medio ambiente. Y para que todos estemos contentos van a impulsar las ESEs, cómo y cuánto no se sabe, es materia clasificada.

    Ninguna mención a la puerta giratoria, ni tampoco sobre simplificar la regulación del sistema. Respecto esto ultimo, nos prometen un “Marco Regulatorio estable” en reproche al PP; algo de alzeimer politico padecen, han olvidado el papel del gobierno Zapatero en la inestabilidad regulatoria de las renovables.

Pobreza energética. Évole y el Ferrari rojo(II). El Pinchazo.

Hoy, éste es un país en el que en ocasiones hay que recurrir a acrósticos para publicar lo que uno realmente piensa. Frente a tanta corrección política y neurona anestesiada, a Évole hay que reconocerle su valentía. Una valentía iconoclasta que recuerda la de Adolf Loos cuando hace unos cien años asociaba el ornamento al delito en una sociedad centro-europea en transición del barroco a la sezession. Sustitúyase “ornamento”, “barroco” y “sezession” por los términos adecuados a nuestro contexto, que lo del “delito” y la “transición” se entiende perfectamente.

Entrando ya en lo de la decepción, sabemos que la pobreza energética es consecuencia del sistema eléctrico-gasístico español, el cual, a su vez, es consecuencia de nuestro castizo capitalismo de amiguetes –C. Molinas-. Es imposible solventar la pobreza energética sin regenerar previamente este sistema tan, tan castizo. Y aquí es cuando llega el pinchazo del flamante Ferrari rojo: ¿por qué Évole no va más allá de los lugares comunes, resetea la formulación tradicional de los problemas energéticos y con ello sugiere a la opinión pública nuevas perspectivas que den oportunidad a soluciones realistas?

Ferrari Alloy Wheel
Alexandr Pirogov CC0 Public Domain

Limpieza de pista

Esto da para mucho. Se podría hablar de mercados de energía, de peajes, del autoconsumo, de la puerta giratoria, de la mala gestión política cargada al recibo de la luz,…No lo vamos a hacer. Para abreviar, mostramos tres enfoques habituales que cabe reorientar. Reflexionen sobre la reformulación que proponemos:

  • Lo del oligopolio es cierto, pero no es toda la verdad ni tampoco la clave de los problemas españoles. Las empresas se crean en todo el mundo para ganar dinero, también allí donde existe el estado de bienestar más avanzado. La singularidad española radica en otra cuestión: ¿quién es más nocivo socialmente, el empresario que defiende los intereses de sus accionistas o aquellos otros que no defienden los intereses de sus electores? La “energía oscura” del castizo sistema español se halla en quienes no están cumpliendo con su obligación: un cierto establishment político –tanto los amiguetes conservadores como los que se autodenominan “¡progresistas!”- que interviene el mercado de la energía –en teoría libre- a favor de dicho oligopolio. Esto último es “intervención”, nunca “liberalización”.
  • Si quieres esconder una hoja, hazlo en un bosque. En España, el BOE y los boletines autonómicos publican al año casi un millón de páginas originales. En España, según la base de datos de la Asociación Española de la Industria Eléctrica UNESA, hay más de 240 normas vigentes aunque sea parcialmente. Es una burla que se hable de transparencia informativa cuando lo que se informa es inaccesible intelectualmente para los no expertos; véase lo más básico, el recibo de la luz. La hiper-regulación es la herramienta que camufla corrupciones de todo tipo. ¿A quién favorece este bosque normativo? Solo a los que tienen medios para seguir las normas, interpretarlas e influir. Sobre esta cuestión, interesante el análisis continuado que hace Víctor Lapuente desde Gotemburgo. Hace décadas nos advertía una joven Manuela Carmena, hoy lo hace J.M. Marín Quemada, presidente de la CNMC. Teniendo en cuenta que simplificar no significa desregular, pongan ahí el foco, que no es una cuestión marginal.
  • ¿Por qué no se deja de entender la pobreza energética como un problema solucionable mediante bonificaciones y similares y se empieza a entender un suministro energético mínimo como un derecho equivalente a la sanidad y la educación universal? Hay sobradas razones que lo justifican y, al fin y al cabo, los que pagan impuestos van a seguir pagando la misma suma total. De lo que se trata es de eliminar el carácter graciable y burocratizado de dichas medidas. La resistencia, obviamente, va a venir de quienes han conformado un país adicto a la subvención. No hay que engañarse, el clientelismo político es cosa de los cárteles traficantes de subvenciones. El que este suministro mínimo sea un derecho resta poder a esos cárteles y erradica esa forma de pobreza extrema. Además, y no menos importante, si se plantea bien, estimula la eficiencia energética –ver “El bluf de la eficiencia energética en España”- .

En ocasiones, si se pretende mejorar las cosas, hay que ir contracorriente de la audiencia, de la ignorancia de unos y los intereses de otros. En esto no hay colores, hay razones. Cabe recordar lo que decía el avezado Fiorello La Guardia: “no hay una forma demócrata o republicana de limpiar las calles”. La Guardia, republicano, fue amigo del demócrata Roosevelt y alcalde de Nueva York durante tres mandatos, desde la gran depresión hasta el final de la guerra; sabía de qué hablaba.

Las buenas intenciones no bastan para salvar a la buena gente. Al final, contemplas el Ferrari rojo pinchado y te asalta una duda sobre su conductor, ¿es solo un buen tipo o es algo más?

Pobreza energética. Évole y el Ferrari rojo(I). Acelerando.

El TC acaba de aceptar a trámite la impugnación parcial de la ley catalana 24/2015, de 29 de julio, de “medidas urgentes para afrontar la emergencia en el ámbito de la vivienda y la pobreza energética”; el artículo 6 sobre “medidas para evitar la pobreza energética” queda a salvo de la correspondiente suspensión cautelar.

Por otra parte, Salvador Sostres -“Historias de un container” en ABC- asocia los antisistema barceloneses con “las leyes que aprueba el parlamento de Cataluña invadiendo competencias expresamente para que el Constitucional las suspenda”. Obviamente, este choque arbitrado por el TC no es más que una pequeña escaramuza de un conflicto más amplio. Sin embargo, el estar de acuerdo con esta maldad del provocador Sostres no excluye otras consideraciones sobre la necesidad de abordar de una vez, y en serio, asuntos socialmente tan dañinos como la pobreza energética.

Ferrari Alloy Wheel by Alexandr Pirogov CC0 Public Domain
Ferrari Alloy Wheel by Alexandr Pirogov CC0 Public Domain

La primera consideración es que no sería necesario adoptar nuevas medidas al respecto si esta cuestión estuviera razonablemente resuelta. La segunda consideración es que, si esto es competencia estatal, ¿por qué no asume su responsabilidad el gobierno central y da una solución real ya a la pobreza energética?. Finalmente, la tercera consideración es hasta qué punto, en la práctica real, el PSOE y el PP han sido original y fotocopia, o viceversa. Con esta última cuestión que hemos desarrollado a fondo en El bluf de la eficiencia energética en España, nos estamos refiriendo al mantenimiento del statu quo eléctrico, declaraciones huecas contra la pobreza energética, la deliberada complejidad regulatoria, la utilización de la factura como tapadera de una gestión deficiente, la puerta giratoria, …

Periodismo incisivo

Jordi Évole es de los pocos periodistas que ha abordado con cierta intensidad estos asuntos. Ha evidenciado la existencia de un oligopolio energético y ha acorralado con la pobreza energética a José Manuel Soria del que poco bueno hay que decir.

Ferrari Alloy Wheel
Alexandr Pirogov CC0 Public Domain

No sabemos si Évole ha hecho lo mismo con el inefable Miguel Sebastián, que mientras que formó parte del gobierno Zapatero, como si fuera un becario en prácticas, no se enteraba de lo que se guisaba con la crisis, la burbuja inmobiliaria, las renovables o el depósito Castor. Esto último –si Évole lo ha entrevistado o no-, no es relevante aquí; mencionamos al personaje como protagonista de cosas que contamos en líneas siguientes, lo mismo que su sucesor Soria. En cualquier caso, hablando de energía, el balance de Évole es bueno, pero podría ser francamente mejor. Lo explicamos a continuación.

Físicos cuánticos de hace ochenta años, -Bohr, Heisenberg y Schrödinger- demostraron a escala microscópica que la forma de observar condiciona e incluso llega a crear lo observado; hasta hoy nadie ha podido probar lo contrario. Fueron unos innovadores que han cambiado la forma de entender la realidad física imperante desde Newton. Évole, dentro de sus límites y en ocasiones, intenta algo parecido a escala televisiva.

Dicho esto, Évole es tan frustrante como un Ferrari rojo con solo tres ruedas tras un pinchazo. Antes de que alguien se precipite, recordemos que el rojo es también el color corporativo del Banco Santander; revoluciones las justas. Aquí utilizamos el término rojo como sinónimo de apasionamiento, que invita a ir más allá, más rápido. Así pues, como el Ferrari, Évole provoca dos sensaciones contrapuestas: llama la atención cuando acelera libremente y nos decepciona cuando pincha y aminora la marcha ¿Cuándo, cómo, nos revela nuevas perspectivas Évole? ¿En qué decepciona cuando trata el sistema eléctrico-energético?

Respecto lo primero, Évole selecciona y trata sus temas con la vista puesta en lo por venir. A personajes experimentados los mutila argumentalmente con la convicción e ingenuidad de un joven que sabe de qué habla; es el planteamiento, a fecha de hoy, de aquellos que van a dirigir nuestra sociedad en las próximas décadas. Sus programas ofrecen una “observación” tan poco frecuente como eficaz, dejan la sensación de “¡ya era hora!”.

Una variante de lo anterior es el formato que utiliza con Iglesias y Rivera. Un formato aparentemente informal, coherente con el perfil de los participantes. Si uno ignora la cansina retórica electoralista de los protagonistas se da cuenta de que lo interesante de verdad en este programa es el mensaje del formato evoliano. Aquí, importa poco que los contendientes se abracen o se tiren los trastos a la cabeza, o que desaprovechen la oportunidad que se les ofrece. Una vez volatilizada de la memoria esta circunstancia, la percepción que queda está inevitablemente asociada a lo que tienen en común Iglesias y Rivera: jóvenes, cualificados, poco contaminados por ahora, contrarios a la casta de los mandarines y partidarios de una profunda regeneración del país.

Muy hábil Évole, su planteamiento contrasta lúcidamente con el regusto a rancio que quedó tras el debate entre Rajoy y Sánchez.