Dos preguntas sobre el autoconsumo.
Si en ningún caso cuesta dinero a las arcas del Estado ¿por qué esa fobia al autoconsumo? ¿por qué esa fobia a la eficiencia energética? Son dos cuestiones que van indisolublemente de la mano ya que ambas significan un menor consumo de la red y que nos hacen diferentes del entorno de los países desarrollados.
Hay que observar que los abogados de este sistema energético tratan, a toda costa, evitar discutir sobre el ¿por qué? de las dos preguntas anteriores.
Para ello, se lanzan falsos debates en los que no hay que entrar. No se trata de negarse a pagar las pifias políticas (“decisiones políticas” en el preámbulo de la Ley 24/2013 del Sector Eléctrico) sean estas las renovables costeadas prematuramente a precio de oro, Castores o infraestructuras sobredimensionadas. Tampoco se trata de promover una cierta falta de equidad (López Cardenete en Papeles FAES). Estas son otras discusiones.
La cuestión es que: si es posible recaudar lo que necesitan mediante otros mecanismos, diferentes de la factura eléctrica, con reflejo en los PGE, ¿por qué hay que pagar los errores a costa de la eficiencia energética?
No hay más que una respuesta: un autoconsumo con un menor consumo vía red pública a quién perjudica. El Washington Post nos da una pista bien clara en «Utilities wage campaign against rooftop solar»
Como afirma Fernández-Villaverde, no se trata de desregular sino dejar de regular bajo la acción de grupos de presión y sí hacerlo acompasadamente al progreso de los tiempos.