Salvados-Évole acaba de emitir “Castor, la letra pequeña” sobre el caso del almacén estratégico Castor. También, el “Observatori del Deute en la Globalització” prepara un “Juicio Popular al Castor” el 17 de junio.
Todo esto tiene que ver con el reciente informe técnico del MIT sobre las circunstancias geológicas que afectan al Castor. Parecido asunto al de las renovables y el dictamen contra España del Ciadi -la corte de mediación del Banco Mundial-.
Somos radicalmente partidarios de que se difundan este tipo de escándalos y que conlleven responsabilidades reales a los culpables. Dicho esto, resultan chocantes algunas cosas de la “letra pequeña”:
1-La difuminación de responsabilidades políticas.
El proyecto Castor ha tenido apoyo de todos los gobiernos socialistas y populares desde 2006”
Es difícil, muy difícil, ser fan de Soria y el PP. Excepto, claro está, los afiliados al oligopolio energético. Pero las cosas como son, entre los pecados de Soria no se encuentran ni el fiasco de las renovables, ni la operación Castor. Como tampoco lo son el asunto ENDESA-ENEL, ni ese “Plan Z” consistente en gastar 5.000 millones de euros en cambiar de sitio los bordillos de las aceras.
Lo que se debe criticar a Soria-PP es no haber atacado contundentemente desde la oposición estas cosillas, pero se entiende: compartían con el PSOE las invitaciones del Presidente del palco del Real Madrid y los colegas estaban ocupados en drenar el Canal de Isabel II.
A final de 2011, lo firmado en años anteriores, firmado estaba. Lo sustantivo de este escándalo son un contrato leonino en beneficio de una empresa privada y una, improcedente, declaración favorable de impacto ambiental ¿Quién lo había firmado? Si un ministro no está de acuerdo con lo que le ponen a la firma ¿por qué no dimite?
Una vez llegado el PP al poder, y ante el escándalo recibido, han hecho lo poco que se podía, tratar de anular las cláusulas abusivas del contrato hasta que el TS ha tumbado esta posibilidad. Muy bien descrito por Jesús Cacho en “El almacén de gas Castor y el poder del señor Florentino Pérez”. Tampoco parece que se les haya partido el corazón por pagar lo obligado.
2-La insistencia en el incremento presupuestario de Castor.
La insistencia en el incremento presupuestario de Castor, a lo largo de todo el minutaje de la letra pequeña, no está bien fundamentado. No discierne en la diferencia entre un proyecto básico y un proyecto de ejecución. Una cosa son los estudios previos y otra lo que sale a concurso que es lo que obliga legalmente a las partes.
Incrementar un presupuesto haciendo lo mismo en las mismas condiciones y volumen de obra es muy distinto de un incremento presupuestario consecuencia de una variación de dichas condiciones. Lo primero, que es muy feo, es responsabilidad básica de la parte contratada incapaz de cumplir sus compromisos y de la falta de control de la contratante. Respecto de la segunda, la responsabilidad es de una parte contratante que no sabe qué quiere.
Tampoco es lo que hace singular al caso Castor. Pasa en todo el mundo, véase “Alemania despilfarra”en La Vanguardia.
3-¿Por qué Salvados ignora la declaración de impacto ambiental favorable a Castor?
Un misterio la ausencia de mención de esta cuestión crucial en el escándalo. De haberse procedido de forma correcta, y haber denegado esta declaración, nunca se habría construido Castor.
Sorprende esta ignorancia de Salvados porque no se trata de materia clasificada, está publicado: Resolución de 23 de octubre de 2009 de la Secretaria de Estado de Cambio Climático por la que se formula “declaración de impacto ambiental favorable” al Castor.
Con respecto a la declaración, solo pueden suceder dos cosas: 1) el informe técnico que le da pie está mal hecho o 2) los requisitos para elaborar estos informes técnicos están mal concebidos. No está claro qué incompetencia es peor.
4-La extemporaneidad de “Castor, la letra pequeña”.
¡Vaya momento para rasgarse las vestiduras! Un poco más y lo dejan para la memoria histórica de la próxima generación.
Su momento era cuando se podía poner remedio a este desaguisado. Un concurso improcedente, un contrato con cláusulas leoninas para el Estado,…Todo esto es información de dominio público que fue impresa hace años en el BOE. Nosotros, que somos muy poca cosa, ya lo contábamos hace años en “ESCO´s Myth and Reality” y en “El bluf de la eficiencia energética en España”; en este blog también.
Son cosas de una época cuyos protagonistas Solbes y Sebastián describen con un “yo no he sido” y “la culpa fue de Zapatero”. La época en la que se creó la Sexta y la televisión pública renunció a la publicidad en favor de las cadenas privadas: Zapatero, Barroso, Roures, A3Media. Esto se parece cada vez más al alzheimer: mucha memoria histórica y poca reciente. Consecuencia inmediata de esta enfermedad es la dificultad creciente para resolver los problemas del presente.
En esto de ser crítico a toro pasado está todo inventado. Se cubren las apariencias, se contenta a la peña y se evita el riesgo de que el toro-establishment te dé una cornada. En algo parecido, lo expresa muy bien Javier Marías: “Pero hay unas gentes a las que desprecio más que a esos sujetos…”
En resumen, Salvados-Évole, tarde y deliberadamente brumoso. O corrigen, o van a resultar unas marionetas más de aquellos a los que aparentemente critican.