Energy efficiency gap y el dilema de los prejuicios cognitivos.

Éste es el título de un artículo publicado en la web de PRISM Energy Services, una compañía de New England que ofrece servicios tecnológicos avanzados para el sector municipal y también el industrial y comercial. Ver «The Energy Efficiency Gap and The Cognitive Biases Dilemma«. Lo firma Will.

La idea del autor es analizar las causas de la “energy efficiency gap”. Esto es por qué existe esa diferencia entre “la energía que efectivamente ahorramos” y “la que podríamos ahorrar”. Nos cuenta que es un fenómeno percibido desde hace 30 años y particularmente a partir de la aparición de las lámparas CFL y su ilógica lenta aplicación.

CC BY 2.0 shooted by Ze'ev Barkan 07/11/2011
CC BY 2.0 shooted by Ze’ev Barkan 07/11/2011

Nos cuenta la explicación coincidente sobre las causas que nos ofrecen profesores de las universidades de Harvard y Brandeis, ambas en Massachussetts, así como el National Bureau of Economic Research NBER. Se coincide en identificar tres grupos de causas. Para su descripción, Will nos remite al análisis de Robert Stavins, catedrático de Business and Government en Harvard, «Thinking about the energy efficiency gap«.

Según Stavins, estos son:

  • Fallos del mercado, mala información y falta de incentivación
  • Escasa valoración del factor ahorro energético en el momento de la compra
  • Defectos de evaluación del impacto de una tecnología a la hora de venderla. Subestimación de costes en su aplicación, sobreestimación de beneficios e incertidumbre sobre los futuros costes de una tecnología nueva (*)

(*) Respecto este último punto, ver el apartado “Which is the best time to buy a brand new technology? Technology prices evolution” en «ESCOs Myth and Reality» Ribes&Casado .

Volviendo a Will de PRISM, éste llama la atención sobre la amplia experiencia profesional de su empresa y cómo, casi siempre, las primeras barreras a superar son preguntas como: ¿qué es la eficiencia energética? ¿cómo esto me permite ahorrar dinero? A partir de este punto se nos enumeran dos teorías:

  • La teoría del mercado de limones. De G. Akerlof, catedrático de Georgetown. “El público no compra servicios que no comprende”.
  • La teoría de los prejuicios cognitivos. “Por qué el público llega a conclusiones ilógicas aún cuando tiene a su disposición toda la información necesaria”.

Desde Kahneman y Tversky es sabido que en la toma de decisiones cuentan más los riesgos de pérdidas que las expectativas de beneficio. Conclusión: para ampliar el mercado ESCO es fundamental explicar a fondo su fundamento a los potenciales clientes incidiendo en el coste innecesario y riesgos asociados que supone su no implementación.

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