La materia prima del negocio ESCO es la eficiencia. En este caso la eficiencia energética. Hacemos aquí un simil entre esta materia prima y la materia prima que necesita la sociedad para avanzar.
“Mejorar el bienestar exige aumentar lo que producimos con los mismos recursos” es el subtítulo de un artículo de Luis Garicano sobre el futuro de la innovación publicado en El País. Esto es la materia prima del negocio ESCO es pura eficiencia energética.
Garicano es un economista paseado por Brujas y Chicago que en la actualidad es catedrático en la London School of Economics LSE. Vive a caballo entre Londres y Holanda y fue quien en 2009, con motivo de la inauguración de la nueva sede de la LSE, contestó a la pregunta de Isabel II “¿Cómo nadie advirtió esta caída?”.
Es un personaje multidimensional, preocupado por la educación: «España necesita educar a la gente para buscarse la vida» , también por la causa histórica de los problemas que nos atenazan: «¿Cuándo se torcieron las cosas? Tres hipótesis«.
En el artículo citado al inicio, afirma: “Las economías no pueden crecer sostenidamente empleando más recursos (más trabajo, más energía, más capital)”. Esto, que es lógica pura, pone de relieve la estupidez de reformas económicas basadas fundamentalmente en bajadas salariales, pero también la de sectores alérgicos a la eficiencia y la productividad. No es fácil que Garicano haga amigos en los extremos del arco social y político.
Sin la materia prima del negocio ESCO
El no apostar por la eficiencia energética bloquea el mercado ESCO. Es como intentar desarrollar un negocio con escasez de materia prima. Si falta la materia prima del negocio ESCO también afecta a la competitividad internacional de nuestras empresas. ¿Cómo competir con países con más recursos energéticos y/o decididas políticas en eficiencia? Hay que elegir modelo: ¿Escandinavia o el Caribe? ¿EEUU o China?